Tarde de boda

Ayer fue la boda de mi prima y básicamente fué una boda como tantas otras. Lo que me lleva a escribir esta entrada en el menú del restaurante, que lleva a los cocineros a preparar platos de innovación, es decir, mucho plato y poca chicha.

Primero sirvieron los aperitivos, algunos estaban buenos y la bebida era abundante, pero otros eran para mear y no echar gota, como las algas secas con sal que tenían sabor a galleta salada; o (agarraos bien) crema de setas con espuma de patata en un vaso de chupito... Es lo que tiene la "deconstrucción" de la cocina moderna, sino que se lo digan a Ferrán Adriá.

Luego llegó el menú, todo esta bastante bueno, pero los dos primeros platos destacaban por su "abundancia".

El primer plato era un trocito de merluza con un poco de crema de patata (que aquello sabía a bechamel de toda la vida) y una lonchita de jamón crujiente. De hecho, tuve que repetir dos veces para ir llenando el estómago.



En el segundo plato, la cosa iba mejorando en cantidad de comida, pero no mucho. Estaba compuesto de tres trozos de lenguado liados en tres trozos de esparrago cubiertos de la misma crema de patata que el anterior plato.





Luego, el tercer plato ya llenaba un poco más. Eran dos trozos de carne de ternera (muy tierna y sabrosa) acompañada de risoto de trigo bastante insipido, con salsa de ternera.



Ya para finalizar la cena, sirvieron brownies (o como cojones se escriba) con helado de vainilla por encima cubierto de chocolate caliente, muy rico; y en la mesa de niños les pusieron una tarta de gominolas, de la cual se pusieron ciegos comiendo dulces.



Para concluir, últimamente se nos está tomando el pelo con la "nueva cocina", donde brilla más la comida que no hay en el plato.

1 comments:

Anónimo dijo...

Yo tng hambre aun... :(

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