Gran Torino

He aquí una de las pocas películas que he visto en el cine y no me arrepiento de haber gastado 6 euros en la entrada, ya que viendo el panorama que había en la cartelera, las opciones más plausibles eran, Slumdog Millionarie, El curioso caso de Benjamin Button y Gran Torino, y viendo el gran historial de películas que lleva Clint Eastwood en su carrera, esta iba a ser el recopetín, ya que esta es la última vez que Clint Eastwood ejerce como actor en una película, aunque seguirá dirigiendo, pero se perderá en el cine uno de los mejores actores.

Clint Eastwood hace gala de sus mejores frases como ya hizo en El Sargento de Hierro y Million Dollar Baby; y su mala leche a la hora de nunca callarse sus opiniones sobre los demás y especialmente si son asiaticos o afroamericanos. Una película que reflexiona sobre la violencia, los prejuicios raciales y el respeto hacia los mayores.

Gran Torino comienza con el funeral de la esposa de Walter Kowalsky (Clint Eastwood), tras lo cual se queda solo en su barrio ya que se niega a ingresar en una residencia, además de que sus antiguos vecinos se han ido marchando conforme van llegando al barrio más y más inmigrantes asiáticos, a los cuales guarda muchos prejuicios desde que luchó en la guerra de Corea.

Una noche el hijo de los vecinos intenta robarle su coche Gran Torino de 1972 después de ser coaccionado por unos pandilleros, pero Walter lo descubre y lo ahuyenta. Días después, el chaval decide trabajar para Walter para enmendar su error.

Sin duda una película que realmente merece la pena ver en el cine.