“No estoy en la cárcel por asesinato. Estoy en la cárcel porque soy un negro
en Estados Unidos de América, donde quienes ostentan poder sólo
permitirían a un negro ser un bufón o ser un criminal.”
Rubin Carter.
En 1966 ocurrió el suceso trágico que llevó a Rubin a la cárcel: Estaba bebiendo en un bar para relajarse, donde uno de sus fans –John Artis (también negro) – lo reconoce y más tarde se ofrece llevarlo a su casa (aproximadamente a las 2:30 de la madrugada). Ya encaminados, una patrulla los detiene y sin interrogarlos, son forzados a acompañar a los policías.
Después se enterarían que se había cometido un asesinato a sangre fría en otro bar, y se reconoció a dos negros en un auto blanco como los agresores. Rubin y Artis eran sospechosos.
Sin decirles la razón por la cual los llevaban detenidos, Rubin y Artis fueron conducidos al bar donde estaban los testigos, quienes aseguraron que ellos no eran los negros que habían visto. Posteriormente los llevaron al Hospital St. Joseph para que una
de las víctimas los reconociera, y aunque estaba mal herido aseguró que ni Rubin ni Artis habían sido los agresores. En ese lugar estaba el sargento Della Pesca, quien parecía inducir al herido para que los reconociera. Rubin “Huracán” Carter se dio cuenta que aquel sargento que lo había discriminado y humillado, quería involucrarlos en el asesinato a como diera lugar.
Ese mismo año juzgaron a Rubin Carter y a John Artis, en un juicio lleno de mentiras y prejuicios raciales, condenándolos a tres cadenas perpetuas. Cabe hacer mención que el jurado estaba conformado solamente por hombres blancos.
En la cárcel el Huracán volvía a recibir amenazas. En esta ocasión fue el director del reclusorio quien le aclaró que, en caso de que alguien quisiera hacerle daño, él no podría protegerlo. Yo mismo fui amenazado por el sargento Della Pesca, quien ahora
a la hora en la que se llamó para denunciar los asesinatos, Rubin y Artis estaban aún en el otro bar; sin embargo los policías declararon que había sido antes.
Uno de los testigos que estaba en el bar, declaró esa noche que no reconocía a Rubin ni Artis como los asesinos. Sin embargo, como tenía problemas con la autoridad, mintió en el juicio a cambio de su propia libertad.
Patty Valentine —otra testigo—, dijo que el auto en que se alejaban los asesinos era un Dodge Monaco; sin embargo el modelo que conducía Artis era un Dodge Polaro.
El juez, tras revisar las pruebas, le concedió a Carter la libertad inmediatamente. Se reconocieron los elementos de racismo durante el proceso penal. Se reconoció la corrupción de la fuerza policial con la que se coercionaron declaraciones y se manipularon pruebas.
Carter fue puesto en libertad.
Todo esta sacado de la entrevista que le hicieron a Lesra Martin.
2 comments:
existe la justicia....
aunque un poco tarde la inocencia de rubin carter pero al final se hizo justicia y fue puesto en libertad.
me alegro mucho por el.
me gustaria saber que paso con su mujer e hijo?
la justicia es algo relativo y utópico.
Esta película verifica esta triste afirmación.
Cualquier día a alguno de nosotros le podría pasar algo parecido.
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